Animales reptiles



REPTILES
* Boa
La boa es una especie de serpiente de la familia de las boidae.Es una boa nativa de America , desde argentina hasta el norte de mexico. Solo la subespecie Boa posee el final de su cola de un color rojizo (Boa cola roja).
Vive en habitats con poca cantidad de agua, como desiertos y sabana, a la vez que se la puede encontrar en bosques húmedos y terrenos de cultivo. Es un reptil tanto terrestre como arbóreo.


* Cocodrilo

Los crocodílidos (Crocodylidae) son una familia de saurópsidos (reptiles) arcosaurios comúnmente conocidos como cocodrilos. Incluye a 14 especies actuales de grandes reptiles semiacuáticos. El término "cocodrilo" también es utilizado incorrectamente para denominar a todos los miembros del orden Crocodylia, el cual incluye a todos los cocodrilos, aligátores y caimanes , así como a los gaviales (familia Gavialidae).


* Víbora bejuquilla

   Entre las víboras que habitan en Yucatán, destacan por sus costumbres dos especies que gustan de permanecer inmóviles durante largos períodos de tiempo. Por confundirse con las ramas de los bejucos al colgarse de los árboles se les conoce precisamente como "bejuquillas".
    Su nombre científico es Oxibelis fulgidus y Oxibelis aeneus, bejuquilla verde y bejuquilla parda, respectivamente. Pertenecen al grupo más numeroso de las víboras, la familia conocida como Colubridae. El género Oxibelys cuenta con seis especies, de las cuales cuatro se hallan en el país.
    Las bejuquillas llegan a medir de dos a tres metros de largo y, por ser ligeramente venenosas y poseer dos o tres grandes colmillos acanalados en la parte posterior de la mandíbula por donde circula el veneno, se les conoce como opistoglifas.
    El aparato ponzoñoso de este tipo de serpientes no está adaptado para morder presas grandes, por lo que son prácticamente inofensivas para el hombre, según el naturalista Miguel Alvarez del Toro, quien en 1980 publicó el libro "Reptiles de Chiapas".
    Sin embargo, aunque su mordedura no es mortal para el hombre, se ha sabido que llega a causar inflamación local, dolores agudos y parálisis de miembros, en ocasiones por largos períodos de tiempo.
    El hecho es que se considera poca la información respecto a la
toxicidad de su veneno, al grado de que en algunos libros se menciona la posibilidad de que, en casos excepcionales, puede resultar mortal.

    Los pequeños conductos que transportan el veneno secretado por dos glándulas desembocan cerca de los dientes grandes y acanalados, y el veneno escurre dentro de la herida por capilaridad, facilitada por las ranuras de los dientes. El veneno, una mezcla de enzimas, forma parte de los jugos digestivos del animal.
    Cuando capturan a su presa, los dientes venenosos penetran en los tejidos de ésta y la serpiente lleva al cabo una especie de masticación, causando repetidas heridas hasta que el veneno paraliza a su víctima.
    La función principal del aparato venenoso de las serpientes, en general, es proveer de un medio para matar rápidamente a sus presas, y sólo de manera secundaria tiene una función de defensa; se sabe que ninguna serpiente acomete sin antes ser molestada.
    Luego de atrapar y asfixiar enroscando a sus presas, la bejuquilla las traga enteras y su digestión dura días o semanas completas.
    Sus jugos digestivos son tan fuertes que le permiten digerir incluso los huesos. Como no puede masticar, al igual que todas las víboras, se vale de su veneno como complemento de la digestión, puesto que éste rompe los tejidos antes de que actúen los jugos gástricos.
    Es por ello que en los excrementos de la bejuquilla sólo pueden encontrarse algunos dientes y plumas que no pudieron ser digeridos. Todo lo demás es asimilado por el animal. Cuando son molestadas, las bejuquillas defecan y su excremento despide un fuerte, pestilente olor cuya función es alejar al intruso.
    Ambas especies de bejuquilla son víboras arborícolas que rara vez bajan al suelo. Se alimentan básicamente de aves, aunque también de pequeñas lagartijas y roedores, a los cuales asfixian después de haber permanecido a veces durante horas quietas, al acecho de su presa que se acerca confiada por la forma de bejuco que la camuflajea.